LA HISTORIA DE FONDO
De padre a hijo
Una película de 50 años de elaboración
Nick Vallelonga, el hijo mayor de Tony Lip, creció escuchando sobre el viaje de su padre con Don Shirley. “Ésta era una historia que tuve en mi mente básicamente toda mi vida desde que era niño”, comparte Vallelonga, actor, escritor, productor y director cuyos créditos cinematográficos incluyen Deadfall, Stiletto y la premiado western independiente Yellow Rock y Unorganized Crime. Tony había crecido en el Bronx y había conseguido un trabajo en el club nocturno Copacabana, donde trabajó durante 12 años y se codeaba con mafiosos y celebridades como Frank Sinatra, Tony Bennett y Bobby Darin. A pesar de haber dejado la escuela después del séptimo grado, era un tipo fanfarrón y carismático, y se ganó su apodo por su reputación de poder persuadir a cualquiera de casi cualquier cosa. “Podría hacer 50 películas sobre mi papá”, afirma Vallelonga. “Era uno de esos personajes impresionantes, al estilo Damon Runyon. Cuando entraba a un lugar, llamaba la atención”. Eso tuvo un gran impacto en su hijo, al igual que la amistad de Tony con Dr. Shirley y la historia de cómo se conocieron.
“Cuando fui un poco más grande, quería ser cineasta y contar historias, y ésta era una gran historia que mi padre me había contado”, manifiesta Vallelonga. “Era parte de la tradición familiar, pero también era consciente de que se trataba de una historia importante sobre dos personas muy diferentes que se juntan, generan un cambio en la vida de cada una y en el modo en que ven a los demás. Es una historia sugerente que es tan importante e intensa hoy como siempre”. Para Tony, ese viaje con Shirley en 1962 le abrió los ojos por primera vez ante la difícil situación de los afroamericanos en el sur y el aluvión de humillaciones, y peligros muy reales, que sufrían los negros por las leyes racistas y los privilegios blancos. Las leyes de Jim Crow restringían dónde los negros podían comer, dormir, sentarse, comprar y caminar. Asimismo, determinaban qué bebederos y baños podían usar los afroamericanos. De hecho, circunscribieron casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Incluso ciertas ciudades del sur instituyeron leyes de “puesta del sol” que establecían como ilegal que las personas negras estuvieran afuera después del anochecer. El arresto fue lo menos terrible que podía pasar si te pillaban.
“Lo que mi padre vivió con el Dr. Shirley en ese viaje cambió su forma de mirar al mundo, ya que vio cosas que hasta ese entonces no había notado y no había visto jamás”, comparte Vallelonga. “Lo mismo creo que le sucedió al Dr. Shirley”. De hecho, Shirley había vivido una vida alejada de la mayoría de los demás afroamericanos, tanto geográfica como culturalmente. Había estudiado música clásica en el extranjero y, en Estados Unidos, había actuado principalmente en el noreste. Cuando Tony lo conoció, Shirley vivía en un lujoso apartamento arriba del Carnegie Hall. “Si bien el viaje duró sólo dos meses, para mi padre significó un gran cambio, e incluso generó un cambio en la forma en que nos enseñó a tratar a las personas y a respetarlas”.
Vallelonga sabía que algún día iba a hacer una película sobre este capítulo fundamental en la vida de su padre, de modo que en los últimos años de vida de Tony y el Dr. Shirley, grabó horas de audio y video de su padre contando la historia. También contactó a Shirley, a quien había conocido como un amigo de la familia, y pasó horas entrevistándolo. “Al Dr. Shirley lo conocí cuando yo tenía cinco años”, cuenta Vallelonga. “Era un hombre meticuloso, bien vestido, bien hablado y sumamente instruido. Estaba muy interesado en la familia de mi padre, en que mi padre era un hombre de familia. Era muy amable conmigo y con mi hermano. Nos hacía regalos, recuerdo que cuando era pequeño me regaló unos patines de hielo. Era un ser humano sumamente especial, una persona muy especial”.
Si bien Vallelonga considera que Green Book: una amistad sin fronteras es un testimonio de la personalidad y el legado de su padre, se siente especialmente orgulloso de que la película muestre el talento musical del Dr. Donald Walbridge Shirley, el virtuoso pianista, compositor, arreglista e intérprete.
El Dr. Shirley era un hombre profundamente reservado, y la mayor parte de la información que se conoce sobre él se encuentra únicamente en los textos de las portadas de sus álbumes, que él mismo escribió, o en las historias que él mismo contaba sobre otras personas, incluidos los Vallelonga. Los detalles sobre su historia a veces pueden ser contradictorios. Pero de acuerdo con la tradición que lo rodea, Shirley ingresó como estudiante en el Conservatorio de Leningrado a la edad de 9 años, hizo su debut en concierto con la sinfonía de Boston Pops a los 18 años y continuó con su formación para obtener múltiples doctorados y hablar varios idiomas. En 1955, en el momento de su primer álbum para Cadence Records, Tonal Expressions, la revista Esquire definió a Shirley como “probablemente el pianista más talentoso en la industria… tan bueno que las comparaciones son absurdas”. El legendario pianista y compositor Igor Stravinsky, quien fue un contemporáneo de Shirley, dijo sobre él: “Su virtuosismo es digno de los dioses”.
“Dr. Shirley fue un genio, un hombre muy, muy asombroso”, afirma Vallelonga. “Su talento era increíble. Me alegro de que su nombre, su trabajo y su talento salgan al mundo a través de esta película”.
Vallelonga comenta que el trabajo de su padre en Copacabana le dio una verdadera apreciación por la música y los músicos, por lo que cuando escuchó a Shirley tocar, supo que el hombre tenía un talento extraordinario. “Mi padre siempre hablaba de él y en casa ponía su música y nos hacía escucharla”, comparte. “Esa música abrió mi mundo. Yo escuchaba a The Beatles, Jimmy Rosselli y música italiana, y la del Dr. Don Shirley. Absorbí un gran mix cultural”.
En 2013, después de más de 50 años de amistad, Tony Vallelonga y Don Shirley murieron con casi tres meses de diferencia. Tony murió el 4 de enero de 2013 a los 82 años, y Shirley murió el 6 de abril de 2013 a los 86 años. Después de un tiempo de duelo, Vallelonga retomó su historia y comenzó a pensar: ahora es el momento de hacerlo.
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